Kurosaki Ichigo era el ser mas raro sobre el universo según él. Tenía la leve sospecha de que Dios permitió que estuviera en el mundo solo para ser extraño, diferente y no se sentía nada bien como algunos científicos rezan por ahí. El mismo se sentía como un bicho raro y detestaba que chicas como la siempre estúpida Orihime creyeran que eso era ser genial… para el era ser algo muy ajeno al mundo y por ende muy ajeno al mundo de Kuchiki Rukia.
A pesar de todos estos pensamientos sin sentido y estúpidos a decir verdad, Rukia no parecía indiferente a él, muy al contrario. ¿Sería acaso que era igualmente idiota de Inoue? No, la respuesta era simple, no. Kurosaki Ichigo se resistía a querer creer que Rukia le amaba como a nada en este mundo. Mas sin embargo, ahora estaba con la cabeza cómodamente acomodada en sus piernas mientras la chica leía sosteniendo un manga con una mano y la otra acariciaba tiernamente el cabello peli naranja de el.
-Oye…-La llamo. La chica hizo un sonido que le indicaba que lo estaba escuchando.-¿Crees que soy raro?-Pregunto sin mas.
Rukia se lo quedo viendo como diciéndole que estaba loco o de cual se había fumado esa mañana. Estaban en el parque, debajo de un árbol que les cedía amablemente sombra en un día de primavera realmente bello. En frente de ellos, niños jugaban mientras eran vigilados desde cerca por sus madres que platicaban entre ellas sobre lo que era del mundo y la juventud, en ese momento una de las mujeres vio a los dos jóvenes y entre ellas nació un cuchicheo donde todas opinaban que eran realmente un linda pareja y que era increíble que en estos dorados tiempos aun existieran parejas de realmente enamorados que disfrutaban de su tiempo a solas en un parque sin hacer nada y no en un motel de mala muerte haciendo cosas no apropiadas a su edad. Las mujeres con vida conyugal y feliz concluyeron que el futuro seria bello para ambos. Ichigo les vio de reojo pensando que era sorprendente que se fijaran en todo, aunque agradecía sus buenos deseos y que no criticaran mal su relación con la morena.
-¿Por qué lo dices?-Dijo Rukia después de haber escuchado a las señoras.-No eres raro, Ichigo… solo eres diferente a los demás y ya…-
El silencio reino entre ellos mientras se escuchaban las risas de los niños jugar y el viento movía las hojas de los árboles produciendo un sonido de tranquilidad a los oídos de Kuchiki. Ichigo cerró los ojos, insatisfecho con la respuesta de su novia y pensando que de seguro era tan raro que le parecía fascinante a la chica. La preocupación se le hizo conocida cuando por su mente paso el mal pensamiento de que algún día dejaría de ser bellamente fascinante ante la morena shinigami y su amor desapareciera. Idiota. Definitivamente ese día Kurosaki Ichigo estaba demasiado influenciado por las hormonas de la adolescencia, desapareciendo la madures que los golpes de la vida y las batallas junto a ella le habían regalado.
-¿Me amaras por siempre?-El joven sintió la necesidad de soltarlo.
-Por supuesto que si.-Contesto al instante la chica, como si hubiese estado esperando el momento en que él se lo preguntara.-Te seguiré a todas partes, incluso hasta la muerte. Aunque yo ya este muerta, ¿sabes?-
-¿Morirías de nuevo por mi?-El rostro de preocupación de Kurosaki le indico a la chica que estaba inseguro de su amor. Rukia viro los ojos en señal de fastidio, pero lo amaba.
-Ahora y siempre.-Fue lo único que dijo después de cerrar su manga.-¿Sabes qué? Si eres raro… ¿mmm? No recuerdo nada sobre mi vida humana antes de ir a la soul society, pero de algo estoy segura… Todos en este mundo somos raros a los ojos de todos y por eso nadie tiene derecho a juzgar a otros… ¿Qué no nos hace eso iguales? Sin embargo, si todos fuéramos realmente iguales, el mundo sería muy aburrido…-
-…-Ichigo se la quedo viendo como quien adora a una Diosa, Rukia sonrió dulcemente.-La rara eres tu…-
Rukia soltó una carcajada tímida y dulce que hizo sonreír a las señoras que no perdían detalle de la linda escena e hizo que los niños le miraran como científicos descubriendo la cura del cáncer, Ichigo también sonrió y comprendió que en realidad ella tenía razón.
-Si amarte es mi delito, soy culpable entonces, ¿sabes?-
-Ah… lo mismo digo…-
Ichigo levantó su mano hasta colocarla en la mejilla de la chica. Rukia acerco su rostro al del joven como él se lo pedía indirectamente y beso sus labios con calidez. Las señoras sonreían abiertamente mientras llamaban a sus hijos que preguntaban algo acerca de los besos en la boca y si a caso esos dos eran un príncipe y una princesa, los niños siempre son inocentes y el único lugar donde han visto un beso es en los cuentos de hadas. Ichigo pensó que si esto era un cuento, quería que tuviera un final feliz….
-End-
Que amor!!!!!!!!!!! Me encantoo!!!!!!!!!!AMO EL ICHIRUKI!!!!!!!!!!!!
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