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miércoles, septiembre 22, 2010

14 Palabras para Kurosaki Ichigo Palabra V.- E… Ella.

Tragué saliva, no podía creerlo. Mi respiración era agitada y sentía que mi sudor era frío. No era la primera vez que atendía un parto. ¡Por favor! Soy doctor con especialidad en pediatría, esto era el pan de cada día, pero… Era a ella a quien me tocaba atender en esta ocasión. Justo hoy, 17 de Julio… Justo hoy…
-¡Tranquila!-Yumi, mi enfermera “estrella”, trato de tranquilizar a la hermosa mujer en la camilla.-Señorita Kurosaki, todo estará bien, no se altere…-
Ella… ella es más que maravillosa, la mujer más perfecta de cualquier mundo. Cuando me case con ella lo único que pasaba por mi mente era que quería estar por siempre a su lado y que quería hacerla feliz, y nuestra Luna de Miel… Oh, nuestra Luna de Miel… jamás podré olvidarla, seria un pecado mortal hacerlo. En esos momentos… en esos momentos tan importantes y especiales, me di cuenta una y otra vez… Rukia, mi esposa, es maravillosa.
-¿Doctor?-Yumi me llamo.-¿Se siente bien?-
-Si, si… Solo estoy un poco nervioso… creo…-Dios, ella es tan maravillosa.-Es… es mi esposa y…-
-¡Tranquilo!-Me dio un suave puñetazo en el hombro para darme mas ánimos.-¡Vamos, doc! Lo están esperando…-En ocasiones me recordaba a Rangiku-san.
Sonreí. A estas alturas de mi vida tenia que hacerlo alguna vez. Entre en la sala dirigiendo con extrema seriedad a todos aquellos que me ayudaban en el parto, era muy difícil sabiendo que quien venia en camino llevaba mi esencia y la de la mujer que mas amo. Los nervios se fueron. Yo había pedido atenderla a ella y debía cumplir con mi trabajo ¿o no?
-Ya viene…-Murmure.-Uryuu, grava bien…-
Ese maldito cuatro ojos era un metiche, pero se lo agradezco en parte. Ella, mi esposa, la mujer que cambio mi vida, la mujer por quien soy feliz, aquella pequeña que me enseño tantas cosas, la que me dio las fuerzas de seguir adelante, ella por quien he sacrificado mi vida y lo haría mil veces mas si fuera necesario. Ella, la mujer más maravillosa del mundo, mi esposa, Kurosaki Rukia.
-¡Bienvenido al mundo!-Dijo Yumi cuando la habitación se lleno del llanto del recién nacido.
-Ichigo…-Ella murmuro mi nombre.-¿Es…?-
-Chan, chan, chan, chan…-Murmure mientras le mostraba su gran logro.-Aquí esta su credencial señorita Kurosaki, ¡una hermosa niña!-
-¿Si? Jajaja, se te hizo, desgraciado suertudo…-
Yumi tomo a la niña en sus brazos para llevarla a revisar y yo le envié una ultima mirada a la pequeña que llevaba mi sangre. Me quite el cubre bocas y me acerque a Rukia. Pegue mí frente a la de mi shinigami. Estaba totalmente exhausta y yo comprendía porque. Estaba sudando frío y tenia la respiración agitada, poco a poco se fue calmando, tenia las mejillas sonrojadas y me miraba con ternura, agradecimiento. Uryuu seguía con la cámara en alto, desgraciado.
-Arigatou, Ichigo…-Murmuro poniendo su delgada mano sobre mi mejilla.-Maldito, tu la viste primero…-
-Je. ¿Ves porque digo que los doctores somos afortunados? ¿No es así, Uryuu?-
-Así es, Rukia-chan…-El cuatro ojos sonrió.-Es hermosa… buen trabajo, chicos…-
-A-Arigatou, Uryuu-kun…-Contesto algo sonrojada Rukia, yo solo solté una leve carcajada acompañada de la de Ishida.-¿Cuándo podré verla?-
-Cuando hayas descansado lo suficiente, Rukia-chan…-Contesto por mi Uryuu.
-¡Doc! ¡Su beba le llama!-Dijo Yumi. Esa niña siempre decía “Doctor, el bebe le llama” para referirse al papeleo que debía hacer después del parto. Definitivamente, se escuchaba mejor “Doc, su beba le llama”.
-Ya vengo, conejita. Cuando regrese, traeré a la niña conmigo, ¿Si?-Rukia asintió con la cabeza y puse mi mano sobre la suya que aun seguía sobre mi mejilla.-Eres la mujer mas maravillosa de cualquier mundo, te amo.-Le recordé y bese su mano.
-¡Doc! ¡Su hija es muy persistente!-
-¡Ya voy, ya voy, Masaki!-Ese seria el nombre de mi hija.
Era Cierto, su llanto se escuchaba muy fuerte y estaba rojita. Que irónico, parecía una fresita… La tome entre mis brazos con un poco de miedo. Mi pequeña hija estaba enrolladita en una sabana rosada de Chappy, The Rabbit que el matrimonio Ishida le había regalado. Recuerdo claramente que Orihime y Uryuu siempre dijeron que seria niña, mientras que los demás decían que seria barón. La verdad era que yo quería que fuera una chica.
Amada madre en el cielo. ¿Me estas viendo? ¿Estas viendo a tu hermosa nieta? Mama… se que te hubiera encantado estar aquí en estos momentos, pero se que de seguro la cuidaras donde quiera que estés. Mama, le he puesto tu nombre. ¿Te gusta? Masaki, hija… ¿Te gusta tu nombre? Tienes todos los rasgos del bello rostro de tu madre, pero tienes mi color de piel y… Claro, tenia que ser, mi color de cabello.
-Nenita…-La llame pasando mi dedo índice en su naricita.
De repente abrió los ojos. Sonreí. Tenia los ojos enormes como los de Rukia de color ámbar, como los míos. La observe con cuidado mientras caminaba a la ventana del cunero para que los de afuera vieran a la niña. Al momento en que la cortina se abrió para dejar ver a mi bebe, escuche claramente el escándalo que mis amigos y familiares estaban haciendo. Mi lunático padre gritando que es abuelo, los gritos eufóricos de las amigas de Rukia, el llanto insaciable de estas y la admiración mis amigos, sin mencionar que escuché la voz de Keigo gritando algo acerca de ser tío y hasta planes de la universidad. Lo más curioso fue ver como Byakuya se ponía blanco hasta el desmayo. Pero… no podía quitarle la mirada de enzima a mi hija. Ella, mi otra razón de existir.
-..-


Era hora. Después de hacer el papeleo y dejar que Rukia descansara un poco, al fin podría llevar a Masaki a que viera de nuevo a su madre. Seguramente todos estarían esperando a que apareciera. Como estábamos en el hospital del padre de Uryuu –donde los dos trabajamos, de hecho--, TODA la bola podía estar en la habitación de Rukia a la vez, la recamara más amplia de maternidad. La verdad, habían veces que no me agradaban las atenciones de mi oji-san, pero… se le agradecía la buena intención. Cuando entramos, fue horrible. Yumi tomo en brazos a Masaki y me la paso, para que pudiera dársela a Rukia.
-Dios, es hermosa…-Murmuro una vez que la tubo en brazos.
-Se parece muchísimo a ti…-Le dije al momento que me sentaba a su lado.
-¡Esta preciosa!-Sorpresivamente, Orihime me empujo y se puso al lado de Rukia.-Kia-chan, eres increíble!-Y la abrazo fuertemente.
-¡Nada! ¡Derecho de mejor amiga! ¡A un lado, Hime-chan!-Dijo Rangiku empujándola con la cadera para ponerse ella al lado de Rukia.-¿Y bien? ¿Cómo hay que llamar a la peque?-
-Masaki.-Contesto Rukia y yo solo pude sonreír mientras firmaba unas cosas que Yumi me daba.
-¡Saki-chan!-Ahora fue Tatsuki la que se acerco a ella.
Sentí un ambiente muy fraternal, hasta mi cuñadito parecía estar contento. Por primera vez sentí que no había necesidad de mal matar a mi padre ¡Hasta yo me estaba carcajeando con el! De un momento a otro voltee a ver a mi bella esposa y a mi nenita y… Abrí los ojos de par en par ¿Qué nadie podía verla? O ¿Es una ilusión mía? Era mama… Era mama acariciando el cabello de Rukia mientras miraba al compás de ella a Masaki. Trague saliva y aun no cabía de la impresión. Quería llamarla, pero papa poso su mano en mi hombro y me indico con la vista que no debía hacerlo. Cuando voltee de nuevo, mama volteo hacia mi y papa sonriéndonos mientras nos hacia una seña de silencio con el dedo medio, mama se despidió y desapareció. ¿Quería llorar? Hace tiempo que no sentía algo así… salvo cuando peleamos contra Aizen y creí que perdería a mi Rukia.
-Gracias, papa…-Dije y camine hacia mis dos chicas.-Rukia…-
-¿Uh?-
-Te amo…-
-¿Uha? Yo también te amo, Ichigo. Te amo mucho…-
La abrasé haciendo que pegara a su pecho a Masaki… Todo era maravilloso… hasta que sentí los flashes de las cámaras de mis amigos y familiares, rayos…
-The End

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