Desde que vivía en la casa de los Kurosaki, Rukia le había cogido
gusto a cocinar. Realmente, nunca antes lo había hecho, ya que en
Rukongai no tenía ni alimentos que preparar ni utensilios para hacerlo, y
en la mansión Kuchiki había una gran cantidad de sirvientes que se
ocupaban de ese tipo de tareas. Pero, como no le parecía bien que Yuzu
lo hiciese todo, le había pedido a la pequeña de los Kurosaki que le
enseñase a cocinar. Y la verdad es que la shinigami había demostrado
tener bastante habilidad en el asunto. Así que, en días como aquél, en
los que estaban los dos solos en casa, Ichigo dejaba que ella se ocupara
de la alimentación.
La mirada del chico, sentado en una banqueta
de la cocina, iba alternándose entre la espalda de la chica, ocupada en
cocer algo de arroz, y el anillo que sostenía en sus propias manos. Era
de oro blanco, con un gran brillante engarzado en el centro, y se lo
había entregado su padre hacía una semana, hablándole en serio por
primera vez desde la muerte de la madre del joven.
"Ya tienes casi 21 años" le había dicho "Tú sabrás qué hacer con él"
Sí,
dentro de poco cumpliría los 21… Hacía seis años que había conocido a
Rukia. Algo más de cinco desde que se habían convertido en pareja. Dos y
medio desde que ella había comenzado a vivir en la casa de forma
permanente.
"Ya tienes casi 21 años"
El próximo marzo
acabaría la carrera y, con sus notas, no le resultaría difícil encontrar
un buen trabajo. De hecho, ya trabajaba a media jornada, y ganaba lo
suficiente como para pagar el alquiler de un apartamento pequeño, sobre
todo si lo compartía con alguien. Y Rukia también trabajaba…
"Rukia" su garganta estaba seca. Carraspeó.
"¿Hmm?"
"¿Te gusta… mi familia¿Te gusta vivir aquí?"
Ella se dio la vuelta y le miró inquisitivamente.
"Pues
claro que me gusta vivir aquí, si no ya me habría vuelto a Soul
Society" dijo "Y tu familia siempre me ha caído bien. Aunque tu padre es
un poco rarito"
"¿Te gustaría formar parte de la familia?"
preguntó él atropelladamente, y sin saber muy bien por qué. "Quiero
decir, oficialmente"
"Ichigo¿De qué estás hablando?" cuestionó ella, un poco perdida.
El
joven se levantó, cerrando la mano en la que tenía el anillo. Durante
un momento que a él se le hizo eterno, intentó encontrar las palabras
adecuadas para decir lo que quería decir sin sonar demasiado típico, o
demasiado imbécil. Desgraciadamente, su mente no le hizo tal favor, así
que acabó oyéndose decir un simple "Te lo regalo" mientras depositaba el
anillo en la palma de la mano femenina. "¿Te lo regalo?" se repitió mentalmente "Joder, es lo más patético que podría haber dicho"
"¡Qué
bonito!" exclamó ella, contemplando la joya felizmente, al parecer sin
enterarse de nada de lo que estaba pasando. Me parece oportuno aclarar
que en Soul Society la gente no se regala anillos de compromiso, por lo
que Rukia no tenía ni idea del simbolismo oculto de aquél pequeño
objeto.
"Era de mi madre" señaló él. Desde el principio de la
conversación su tono de voz era grave, serio, algo diferente al tono
despreocupado que solía emplear.
"No puedo aceptarlo" dijo
automáticamente ella, dejando de sonreír y devolviendo el anillo a la
mano de Ichigo "si perteneció a tu madre, entonces debería heredarlo una
de tus hermanas, yo no…"
"Escucha, Rukia" interrumpió él
"Escucha" repitió al notar que ella iba a protestar, y esta vez le puso
una mano sobre los labios "Este anillo se lo regaló mi padre a mi madre
para pedirle que se casase con él. Así que yo te lo doy a ti"
Rukia
miró al chico con la expresión más perpleja que pudo encontrar. Y
parpadeó. Dos veces. Después miró al anillo, y de nuevo a Ichigo. Y otra
vez al anillo. Y otra vez a Ichigo. Parecía haberse quedado sin
palabras, pues su mente estaba demasiado ocupada en asimilar lo que
estaba pasando.
"I- Ichigo" consiguió balbucear finalmente.
"Sí, ese soy yo" contestó él, esbozando una sonrisa pícara "¿Quieres casarte conmigo?"
"Por fin" pensó él.
"Por fin" pensó ella, y le sorprendió ese pensamiento. Y lo que contestó fue un resuelto:
"No lo siento" acompañado de una sonrisa. Después se volvió hacia lo que estaba cocinando, y añadió "No creo en el matrimonio"
Ahora era el turno de Ichigo de quedarse perplejo.
"¿Qué?" por un momento, pensó que corazón había dejado de latir.
"Pues
sí, hace muchos años me juré a mi misma que no me casaría, y lo voy a
mantener. No es nada personal" Giró la cabeza muy ligeramente para ver
la expresión de Ichigo, que tenía una cara de completo idiota en ese
momento. Sin embargo, logró recomponerse bastante bien.
"Bueno, si eso es lo que piensas, me parece bien" dijo, después de carraspear, intentando darle un tono despreocupado.
Y,
entonces, Rukia estalló en carcajadas. Carcajadas muy sonoras, que
provocaron que Ichigo se sonrojase a una velocidad extrema.
"¡Joder,
encima no te rías de mi, imbécil!" exclamó, sintiendo una mezcla de
enfado, mala uva, decepción y vete tú a saber que más.
"Perdona"
se disculpó ella, dejando de reírse y esbozando una dulce sonrisa "Era
broma, idiota" le rodeó el cuello con sus brazos y, poniéndose de
puntillas, le besó. "Claro que me casaré contigo"
"¿En serio?" "Joder, esta mujer me va a matar a disgustos"
"Sip. Pero tú te encargas de decírselo a mi hermano y a Renji"
"Mierda"
me dio risa la ultima parte esta muy linda porfa sigue sacando mas siiiiiiiii XD
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